martes, 21 de marzo de 2017

Kong: la isla Calavera. (Jordan Vogt-Roberts, 2017)

Cumple donde tiene que cumplir, que es en el terreno de monstruos dándose de leches mientras humanos alrededor van cayendo como moscas ya sea devorados, aniquilados o de manera colateral. Ahora bien, no nos emocionemos, porque tenemos un entretenimiento de la talla de un campeonato de pressing catch.

La película no escapa de la propia estupidez de esa base que comentaba antes, la aventura carece del factor de la exploración y va a desentrañar los misterios de la isla Calavera a lo bruto, los personajes carecen de peso dramático suficiente como para que nos importe lo que acabe ocurriendo con ellos (a excepción de un entrañable John C. Reilly en el papel de soldado atrapado unos cuantos lustros en esa selva), y finalmente ni el propio gorila gigante ni el resto de bichejos que van haciendo aparición me llegan a impresionar demasiado. Precisamente, lo más llamativo de la película son esas peleas de gigantes que resultan rudas y ruidosas, a eso hemos venido, pero ya las he visto anteriormente en otras, y de manera mejor expuesta y más llamativa. Aquí todo lo que las rodea parece simple excusa para el desarrollo de las mismas. Lo que digo, pressing catch. A quien le guste ese tipo de divertimento, saldrá encantado.


Tiene cosas que sí me gustan bastante. El enfrentamiento con los helicópteros es una escena deliciosa, imposible no babear con tal destrozo masivo. Y bueno, la banda sonora es muy buena, pero dice mucho de una película que acabe destacando más su parte sonora que su parte visual. Lo malo viene cuando los protagonistas ponen pie en la isla y tienen que ir caminando de un lado a otro. Hay exceso de cámara lenta, de planos colocados sin sentido alguno, de montaje que parece hecho con corta pega, y se pasa de idiota bastantes veces más de las recomendables en una trama consciente de ello, se boicotea a sí misma intentando ocultar esa condición. Además, hay poquita imaginación para la gran cantidad de ocurrencias que se dan. Por otra parte, me viene muy bien para reivindicar el 'King Kong' de Peter Jackson, con mucho más sentido de la maravilla, cuyas intenciones eran muy diferentes, pero que lo que comparte con ésta lo hizo bastante mejor. 


En fin, descontrolada y con limitaciones, con un guion escrito con muy pocas palabras y muchas onomatopeyas, personajes que son simples trozos de carne que se mueven de un lado a otro, y con bastantes momentos divertidos pero absurdos. Pero eso sí, el director canta a voz pelada que se ha visto 'Apocalypse Now' y 'Platoon'. Que si te dedicas al cine, faltaría más, mamón. 

5,5/10


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