Aunque parezca que llevo meses sin tocar un libro, la verdad es que lo que he leído no me ha apetecido reseñarlo hasta ahora. Pero 'La Torre Oscura' es algo demasiado grande como para no dejar constancia de ella. Habiendo tocado techo en el tercer capítulo de la saga ('Las tierras baldías'), este penúltimo episodio recupera un carácter eventual y remonta el vuelo en ciertos aspectos que se habían quedado difusos. Para quien no sepa de qué va la cosa, la historia de un pistolero que va saltando por diferentes realidades en el espacio y en el tiempo, que conforman una misma realidad, y que por el camino va recluta una pequeña tropa en búsqueda de la Torre Oscura y el Rey Carmesí, llega aquí al peldaño en el que va a descubrir su verdadera naturaleza.
Es una obra que puede tener muchas, y cada cual más loca, interpretaciones. Una fantasía en la que copan importancia muchos personajes secundarios cuyas profesiones muchas veces están relacionadas con el mundo literario y creativo. De ahí que la intriga de Roland, el pistolero, se sumerja en preguntas y reflexiones que poco diferencian la realidad de la ficción. Una historia en la que dejar de existir en un sitio puede significar seguir vivo en otro, y no existir en una de las realidades no es impedimento para poder hacerlo en otro tiempo que aún no ha llegado. Es fascinante los enredos que pueden torcerse con estas premisas que tanta libertad dejan al autor para hacer con su universo lo que le venga en gana, y que pese a esa trampa creativa del "todo vale" no se salte sus propias reglas.
"Canción de Susannah" da protagonismo al personaje que da título al libro, el cual está poseído por otras mujeres de diferentes realidades y épocas, y de la que ahora parece haber tomado el mando Mia, embarazada de un demonio. La mayor parte del relato versa sobre el final de ese embarazo y sobre la lucha interna de Susannah por convencer a Mia de que los vampiros que le han prometido la custodia de su futuro hijo le están mintiendo, y dando especial relevancia a la ciudad de Nueva York en diferentes momentos del siglo XX, aunque no sea siempre nuestro siglo XX. Una trama que se me ha hecho demasiada larga, la verdad, y que debido a las numerosas personificaciones de la mujer luchando entre sí dentro de su propia cabeza, en ocasiones se vuelve un poco lioso y complicado de seguir todo. Más interesante es la reunión de Roland y Eddie con el mismísimo Stephen King. La metaficción de esa trama es gloria bendita, concluyendo con un epílogo escrito a modo de diario del propio autor inmerso en su propia ficción que es delicioso. La breve aparición del niño Jake Chambers, acompañado del personaje creado por Stephen King para su libro 'Salem's Lot' Pere Callahan, sigue siendo dolor y angustia, evolucionando cada vez más a la sociopatía y dejando un par de momentos memorables.
Aunque es difícil de manejar por momentos, y todo parece pausarse en demasía en algunos episodios, en perspectiva es un libro muy parecido en tono al de 'La llegada de los tres', el segundo de la saga, por su carácter más bien transitivo que resolutivo, y que deja en bandeja un capítulo final al que me enfrentaré en unas semanas. Ahora, me toca descansar de esta saturada y maravillosa fábula.
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