miércoles, 22 de marzo de 2017

Harry Potter y la Cámara Secreta, de J. K. Rowling.

Bueno, no voy a explicaros quién es Harry Potter, ni quién es J. K. Rowling, ni de qué es Hogwarts, ni lo que es un muggle, ni el legado que ha dejado la saga literaria ya no solo en una generación entera que creció leyéndola, sino en una gran mayoría de lectores de cualquier edad y de todo el planeta. Quien no sepa de qué va la movida, vive en un zulo apartado de la sociedad. Y bueno, por noviembre comencé a releer los libros, con el correspondiente revisionado de la peli correspondiente posteriormente. Vamos con este segundo capítulo bastante continuista respecto al libro primero. 

PAUSA: aquí os dejo la reseña de 'La Piedra Filosofal'. Venga, y de la peli también. FIN DE LA PAUSA.

Continuista en cuanto a tono y forma, pues sigue teniendo un lenguaje muy asequible y entendible, con un gran hincapié y regodeo en las descripciones y explicaciones sobre las fantasías que se van presentando, algunas de ellas ya vistas antes nos sirven como refresco, y otras nuevas amplían el imaginario y las posibilidades de este universo. Pero la sensación es que los pies siguen dentro del mismo tiesto, todo resulta familiar, por lo que en esta secuela nos sumergimos en las páginas con la comodidad de estar en casa. Esto, por otra parte, doblega la sensación de sorpresa.

Se profundiza en los personajes, sobre todo en los Weasley. La familia toma incursión y partido en el comienzo de la aventura, y la autora nos transmite lo entrañables y cercanos que resultan. También se comienza a imbuir en tramas más oscuras y sociales del mundo mágico, ya desde la accidentada llegada de Harry en el callejón Knockturn, y se van desvelando problemas de jerarquía y relaciones entre los magos al incluir términos como "sangresucia". Las grandes novedades en cuanto a personajes se refiere son, por un lado, Lucius Malfoy, el desagradable padre de Draco, y Gilderoy Lockhart, el nuevo profesor de Defensa contra las Artes Oscuras. Aunque ambos personajes están escritos de manera exagerada respecto a los roles y personalidades que ocupan (Rowling hace mucha mella en los personajes que deben caer mal), me detendré en el segundo. Simplemente, soporto poco sus apariciones. A la tercera, ya me ha quedado claro lo tedioso, vanidoso y ruín que es, no me hace falta que se insista en ello durante todo el puñetero libro. Aparte de que canta a la legua la supuesta sorpresa final de que toda su vida es un montaje. Posiblemente, el peor personaje de la saga. 

Por otra parte, tenemos a Dobby. Apariciones puntuales y concisas que dotan de significado a situaciones y anécdotas anteriores y posteriores a ellas. Y que, pese a que nos metemos en la piel de un frustrado Harry por el empeño del elfo en boicotear su estancia en Hogwarts, la autora se sale con la suya de hacer que el bicho nos caiga simpático. Y ya, por último, Tom Riddle. El misterio más interesante del libro, un personaje cuya presencia se da a través de un diario mágico, y que hubiera merecido más protagonismo o una aparición más temprana en la trama. Porque sí, el libro tarda bastante en llegar al meollo. La intriga de la cámara secreta, las dudas que se depositan sobre Draco y el propio Harry sobre quién es el heredero de Slytherin, y toda la trama principal no empiezan a desgranarse pasada la mitad del libro que, hasta entonces, prefiere cebarse con Lockhart. ¿A quién demonios le importa Lockhart? Rowling, ahí me fallas.

Pero bueno, sigue siendo una historia bastante equilibrada y con una estructura casi semejante a la de 'La piedra filosofal', se lee muy rápido, engancha, y aparte ya prepara terreno para la transición que supondrá 'El prisionero de Azkaban'. Por cierto, gracias al capítulo del cumpleaños de Nick Casi Decapitado sabemos que la historia transcurre en 1992. ¿Un dato en el que la autora no reparó o realmente pensaba situar sus libros en esa época? Yo abogo por accidente, pero que queda bien. Y, por cierto, el trío protagonista deja un caldero encendido preparando la poción multijugos en los baños durante semanas. Ese colegio tiene déficits de seguridad bastante importantes. Por no hablar de que ahí nadie parece informar a los padres de los estudiantes que van siendo petrificados. ¿En serio toda nuestra generación quiere ir a estudiar a Hogwarts? En fin, qué saga tan deliciosa. 


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