viernes, 4 de enero de 2019

AMERICAN BEAUTY. (Sam Mendes, 1999)

A mi parecer, trata de cavilar acerca de los mismos asuntos que 'Terciopelo Azul', pero sin parafernalias o extravagancias que se pongan por encima de la propia historia. A resumidas cuentas, lo que Lynch gritaba a los cuatro vientos con planos que iban de cuidados jardines a los gusanos que habitaban debajo de él o con orejas amputadas y tiradas en ellos era la podredumbre que se deja ver si se rasca un poco debajo de nuestras apariencias de modélica felicidad. Sam Mendes viene a decirnos lo mismo con maneras menos estrafalarias pero más francas, transitando entre varios personajes que culpan a los demás por odiarse a sí mismos casi tanto como a ellos.

Se pone a prueba el estilo de vida de la clase media y la consecución de los objetivos vitales que se suponen que son la ruta a seguir - matrimonio, hijos, un empleo estable y una casa más cara que nuestra propia vida -, y cuestiona de qué sirven esos logros si la rutina está marcada por el aburrimiento y las relaciones superficiales en las que nos agotamos unos a otros. Puede que el catalizador del personaje de Kevin Spacey sea la amiga rubia de su hija, pero es la angustia de verse a sí mismo como uno más del montón, como un ser alienado por la falta de expectativas y atrapado en esa vida debido a las responsabilidades financieras, laborales y conyugales, lo que le impulsa a mandarlo todo a tomar por culo. Aunque su modus operandi le pueda convertir en una especie de héroe antisistema a pequeña escala, no deja de ser un personaje nauseabundo y egoísta. 

Pero en ésta sátira no se encuentra solo. Hay un repertorio de personajes, cada cual con su tara identificable, con los que el guion vomita bilis de forma despectiva. No es de extrañar que la hija se sienta atraída y busque seguridad en el chico que le acosa, pues es el único personaje que no trata de esconder lo que realmente es, incluso admite encontrar felicidad en ello. Excepto al padre fascista, claro, con quien se repite el tema principal de la película: ser lo que no se es, ofrecer la imagen que los demás quieren de nosotros, y a raíz de ello, el encontronazo con la realidad y las consecuencias. 

Pese a dibujar personajes tan fáciles de juzgar, finalmente el guion opta por darles una redención, aunque ese perdón sea por no consumar sus más profundos deseos cuando los tienen al alcance de la mano, lo que viene a delatar que detrás de ellos hay un autor que les guarda cariño. Y que a final de cuentas, detrás de cada uno de ellos, quitándoles las exageraciones literarias, podemos escondernos cada uno de nosotros.

8,5/10