viernes, 31 de marzo de 2017

Independence Day: Contraataque. (Roland Emmerich, 2016)

Atención que ésta es chunga de verdad. Pepinote como película, pepinote como secuela. Es un "sabías a lo que venías" de manual. Un cúmulo de clichés, momentos absurdos, actores que no saben muy bien qué hacen metidos en ésto pero que lidian con ello, explosiones y destrucción en modo aleatorio, frases patrióticas que pretenden con poco éxito ser lapidarias, y una buena borrachera de Roland Emmerich en su versión más onanista.

Los clichés los tenemos todos. El ex presidente de EEUU que sabe lo que se está cociendo entre el enemigo extraterrestre y que se ve obligado a regresar en forma de guerrero (ojito los gestos de genuino patriota que se marca Bill Pullman, quien tuvo mejores tiempos), el personaje lunático al que nadie hace caso pero que al final tiene toda la razón del mundo, el personaje de Jeff Goldblum en modo alerta constante al que los políticos y los militares, como no, tampoco harán ni puto caso hasta que no les queda más remedio (cuando llega la inevitable cuenta atrás y de repente todo el mundo cree en dios, en Alá y en los tipos a los que al principio nadie prestó atención, vamos). Si esta peli tiene hasta un puñetero guerrillero al que mandan a la luna...¡con un puto machete! Y como no, ya para romperlo del todo, el autobús escolar lleno de niños conducido por abuelo que tendrá su importancia en el desenlace. ¡Lo tiene todo, joder!

¿Y qué no tiene? No tiene a Will Smith ni su gracia (que la primera parte tampoco es una cosa tremenda, pero al menos te aferrabas a él), ni la Casa Blanca siendo demolida por un rayo láser (pocas películas con tan poca relevancia dentro de la historia del cine tienen una escena tan emblemática), no hay adultos tomando decisiones de adultos. Es que hasta los propios extraterrestres son imbéciles, que ya lo eran en la primera parte, pero es que no han cambiado nada en 20 años de supuesta preparación que han tenido, los muy ineptos. ¿Y qué ha hecho la humanidad durante esas dos décadas tras su casi derrota? Especular, que eso se nos da de puta madre.


Ni siquiera llega a ser un placer culpable. Eso lo era la primera. Ésta es un despropósito enorme, un "todo vale". Vale que su intención es puramente palomitera, pero ahí no entra el dar vergüenza ajena en muchos de sus momentos. Que la ves con amigos y te echas unas risas de la catástrofe que has decidido ponerte a ver. Pero que ni eso la salva. Y no le pongo menos valoración porque nos la vimos entera. 

3/10


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