martes, 5 de enero de 2016

Doctor Who. 9x13: The Husbands of River Song.

Una novena temporada magnífica, con la que Peter Capaldi ya tiene el show en el bolsillo (y probablemente se haya convertido en mi doctor favorito), en la que han predominado las tramas de largo recorrido a través de capítulos dobles, cerrada con una trilogía de episodios excepcionales (destacando el episodio monólogo 'Heaven Sent', donde la interpretación, el guión, la realización y la banda sonora conforman una ópera suprema), tramas tirando a oscuras, en la que hemos conocido a un nuevo personaje recurrente, Ashildr (o Me, como se autodenomina ella), que se ha aferrado fuerte, y con despedidas que guardan sorpresa final, y en la que Clara ha dejado claro que definitivamente ella es The Impossible Girl.

Ahora, como es costumbre en la serie, tocaba el turno de aligerar el tono con un especial navideño. Y qué mejor forma de enganchar a los fans que recurrir a la nostalgia otorgando protagonismo a alguien que se echaba de menos de menos: la siempre sorprendente River Song (o como dirían en la semana santa andaluza, "¡y guapa, y reina!" Es que soy muy fan.) La perplejidad es patente desde el principio, cuando River no parece acordarse de su sweetie y parece que ha estado anidando con otros gallos a través de la galaxia y el tiempo. ¿La mujer del Doctor poniéndole los cuernos con monarcas con complejo de Transformers? El capítulo da un par de vueltas y cabriolas sobre este asunto, aunque la resolución no sea tan rocambolesca como la serie nos tiene acostumbrados. Porque éste no es un capítulo para el lucimiento del Doctor. Ya he mencionado la nostalgia de la que se vale el episodio, y esa será la condición que se apodere de todo él. 


La última vez que vimos a River ni siquiera conocíamos aún a Clara. El duodécimo Doctor se había sumido en la soledad y depresión que le embarga cada vez que le toca afrontar una separación de alguna de sus compañeras (aquella vez por partida doble, pues era la despedida de Amy y Rory), y ya está. No volvimos a saber nada de ella. Un personaje tan brillante tenía que tener un final apropiado. Y éste capítulo viene a ser la respuesta a tal plegaria. No esperéis un capítulo de puzzles y misterios por resolver, ni de alguna de las emergencias cotidianas que requieren de un "¡corre!", porque todo ello se reduce al mínimo para salvar el cupo, y dará pie a ese esperado destino que sufrirá la pareja del que aún no teníamos respuesta. Por lo tanto, no es la emoción por la aventura la que embarga la trama, sino la catarsis de despedir definitivamente a uno de los personajes más queridos de la serie. Tarde o temprano tenía que llegar, aunque personalmente me hubiese gustado tener durante una temporada a River lidiando con este Doctor. Desde luego, la química entre ambos queda patente. 


Mucha ternura, algunos momentos bastante graciosos (el Doctor "impresionándose" con el hecho de que la TARDIS it's bigger on the inside), y en definitiva satisfactorio episodio final de una temporada memorable. Qué larga se va a hacer la espera hasta la décima, allá dentro de unos 9 meses.


No hay comentarios:

Publicar un comentario