miércoles, 26 de abril de 2017

Silent Hill. (Christophe Gans, 2006)

El cine y los videojuegos no acaban de llevarse bien del todo. Pese a las semejanzas a nivel audiovisual cada vez más cercanas, a nivel narrativo la distancia sigue llevando equívocos y torpezas a las películas que se adentran en este terreno, y en muy pocas ocasiones la experiencia de los juegos se ha sabido llevar a la gran pantalla. Precisamente por confundir las formas en que un videojuego transmite su historia al público, y la forma en que el cine lo hace. Y el ejemplo ante el que estamos es de las pocas veces que, pese a sus defectos, sí que parece tener empeño en contar su relato atendiendo a las claves del séptimo arte, respetando la esencia de la franquicia Silent Hill, en vez de aferrarse por completo a la mecánica del mundo de las consolas.

El principal acierto de 'Silent Hill' es quedarse con la estética y la ambientación del videojuego, incluso con la propia banda sonora, con riguroso respeto, y librarse de todo lo demás. La historia y los personajes, aunque tienen que ver con él, están totalmente escritos para que funcionen en la película. De hecho, cualquiera que no haya jugado previamente podrá disfrutar del visionado ignorando su existencia. El acierto tiene que ver en la forma en que avanza el guion, construído por capítulos y no por fases, que es donde otras películas del subgénero caen estrepitosamente. La diferencia es más importante de lo que parece, pues una trama capitular avanza de forma natural con escenas o momentos transicionales, mientras que la trama por fases va a saltos y con poco lubricante.


Respecto al terror de la cinta, algunos de los bichos han envejecido mal. El ordenador se nota bastante en ellos, y dan más asquete que otra cosa. Si bien Pyramid Head y las enfermeras están muy logrados y propician momentos gore deliciosos, y el ambiente oxidado y perverso es para tener en cuenta. La niebla del pueblo no está del todo aprovechada para generar miedo o confusión, y hay muchos elementos a los que se les podía haber sacado más petróleo, desde la trama paralela en el mundo real, hasta la forma de jugar con el interrogante de si las protagonistas están atrapadas en una especie de limbo, de infierno, o en la propia muerte. Deja esa sensación de esfuerzo inacabado y dejado a medias.


La película no es que sea la excepción que rompe la regla de los trasvases del videojuego al celuloide, pero se aprecia la intención de serlo. Los ridículos que pueda cometer vienen dados por el presupuesto y cierta esencia de cine B, que por las acciones de los personajes. Tiene estilo, huye de tópicos, y aunque deja algunos posos ilógicos, se deja gustar y es decente. 

5,75/10


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