viernes, 29 de abril de 2016

El chico. (Charles Chaplin, 1921)

Es sorprendente la capacidad narrativa que posee una película cuya edad está ya cercana a los 100 años. Chaplin es sobradamente reconocido por sus gags cómicos y sus acrobacias, pero es su demoledora sencillez para contar historias cargadas de crítica social lo que le coloca en el Olimpo de la cinematografía.

Compartiendo protagonismo con el jovencísimo Jackie Coogan, ambos componen una pareja tierna y simpática, dentro de un entorno de miseria desenfadada. Es una de las películas de Charlot más bellas y optimistas, en la que no se regodea con el dramatismo ni tampoco se priva de ironizar acerca de las circunstancias de la pobreza. Pocas historias reflejan tan fielmente y con tanta franqueza el amor y necesidad que dos personajes pueden sentir el uno por el otro. Coogan realiza una de las interpretaciones infantiles más convincentes y puras de la historia del cine, un crío de apenas 6 años es capaz de robarle escenas al mismísimo Chaplin. Ahí es nada. La picaresca transmitida por la obra converge con lo conmovedor de tal relación. 

Hay una honestidad rebosante en esta película denunciando, sin hacer melodrama con ello, a la calidad de vida de la clase baja, a la ausencia de sentido humanitario de las instituciones, a las diferencias sociales, o a los servicios de higiene y sanidad.


El resultado es cautivador e invita a la reflexión acerca de la evolución del cine. Hoy hay pocos que se conformen con menos de dos horas para contar su historia, y la mayoría son incapaces de recurrir a artificios para lograr emotividad. Los resultados a nivel narrativo que logran apenas pueden compararse con esta película muda de apenas 65 minutos de duración, en la que para conseguir tal logro tan solo recurre a la mímica, la capacidad interpretativa de sus protagonistas, y la combinación de la humanidad y poesía visual que desprende. No hay lugar para momentos huecos, ni para inmiscuirse en una exploración del drama que ilustra, puesto que con pequeños y sutiles gestos resulta reconocible para cualquiera. Una de esas películas que te reconcilian con el séptimo arte.

9,25/10


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