miércoles, 3 de febrero de 2016

El fantasma de la ópera. (Joel Schumacher, 2004)

Joel Schumacher pasará a la historia del cine como el hombre que casi mata a Batman. O como el hombre gracias al cual Warner decidió cambiar de registro y darle al mundo 'Batman Begins'. Es un poco como el factor Judas a la hora de la crucifixión, que vale que traicionó a Jesús, pero sin esa traición todo lo que vino después para generar la religión predominante durante los próximos milenios hubiera sido imposible. Pero por un motivo u otro, Warner seguía confiando en Joel, y le encargó llevar a la pantalla el musical que triunfó en Broadway bajo la batuta de Andrew Lloyd Webber, quien también colabora en esta versión cinematográfica del musical.

Y qué decir, amigos. Básicamente, la película falla porque los pilares para que una película musical tenga una mínima estabilidad se derrumban. Estos son: ritmo y montaje. La película se enerva en una desmesurada pomposidad, haciendo gala de escenarios y vestuarios presuntuosos, mientras desatiende una labor mucho más importante: entretener, asombrar, tener la sangre y las vísceras que tal narración necesita. Las canciones se hacen interminables, los números musicales están editados como un mal videoclip de pop noventero, dotando de excesiva pose a los personajes más propia de una telenovela, y de las más cutres de las transiciones entre planos como lo son los fundidos suavizados entre los mismos.

Otra cosa a denunciar es la dirección de actores, que es desastrosa. Primero porque toda esa voluptuosidad y atmósfera exagerada que les rodea se les come por completo. Segundo porque se nota que están actuando. Y vale que sea un musical y estén sujetos a ese artificio, pero que el espectador tenga la sensación de que dan pasos demasiado firmes en sus coreografías, que sus movimientos, gestos y versos ya están ensayados, y que en ningún momento sienten de verdad lo que están mostrando con sus actuaciones es algo que rompe por completo la magia que necesita este género.


¿Y qué hay del fantasma? La película falla estrepitosamente aquí también. Duda entre darle misterio y mantenerlo en las sombras, o mostrarle y dejar que se exprese. Y claro, Gerard Butler (recordemos, un tío con una presencia incuestionable, como demostró con su Leónidas en '300') está perdidísimo en su rol. Poco menos que el resto del reparto, a quienes se les conceden más minutos, pero que en ningún momento arrancan empatía con el espectador y son solo una muchedumbre cuyas tramas están tan desatendidas que acaban resultando irritantes y molestas.


En fin: Joel Schumacher ignora por completo que el lenguaje y los efectismos dramáticos utilizados sobre unas tablas no son los mismos que necesita el celuloide. Vamos, que no puedes mantenerte tan riguroso a la hora de llevar una obra teatral al cine sin previamente someterte a las leyes propias de éste. Un buen ejemplo de cómo no hacer un musical.

3/10

4 comentarios:

  1. Y Butler canta como el culo, según creo.

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    1. No es que cante mal, es que para ser el PUTO FANTASMA DE LA ÓPERA tiene vocecilla. Con la voz que tiene en 300, joder.

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    2. La 1º película que veo que Aitor Maiden, se aburre y no la ve entera jajajaja.

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    3. La 1º película que veo que Aitor Maiden, se aburre y no la ve entera jajajaja.

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