miércoles, 10 de febrero de 2016

El Renacido. (Alejandro González Iñárritu, 2015)

Empecemos por el juicio más básico: la película es muy buena. Ahora bien, no es sencilla de digerir, es pesada, dura de ver, requiere de esa paciencia y concentración a la que el espectador moderno no está acostumbrado, y desde luego está lejos de ser perfecta.

Este "renacido" posee un perceptible virtuosismo técnico. La labor de cámara tiene una habilidad y destreza tan visceral como lo es la interpretación de Leonardo DiCaprio, quien somete físicamente a un personaje parco en palabras pero pleno de pasión, furia e intensidad bien calibradas. Nunca va a tener su ansiado Oscar tan cerca, que aunque no es su mejor papel, sí que es el rol más destacado en un año de pocas proezas interpretativas por parte del sector masculino. Destacable también el papel de Tom Hardy, que fabrica un personaje sucio, mugroso y cruel. Regresando a la técnica, la apabullante fotografía impresiona más por la combinación de méritos paisajísticos y de detallismo emocional que por el del mero trabajo tras las cámaras. E Iñárritu vuelve a demostrar ser uno de los directores más en forma de la actualidad, demostrando sus prodigios ahora en exteriores después de haberlo hecho en un 'Birdman' cuyos escenarios eran casi al completo interiores. 


La narración se vuelve excesiva, mística y demasiado poética en ciertos momentos en un survival western que en ocasiones se torna belicoso y en otras usa el lenguaje más propio de la aventura. Se empeña en meter al espectador en las entrañas de su sufrido protagonista, arrastrándole no solo a los mismos lodos por los que lo hace éste, sino a un metraje largo y fatigoso. El objetivo de que el público tenga que soportar el viaje de supervivencia junto al malherido lo logra, y el meterle en el centro de la acción y de la violencia también, pero con ello acepta someterle también a una incomodidad que no todos querrán compartir. Desde luego, acostumbrados a un cine de información y narración rápida, muchos espectadores se desengancharán de esta odisea en cuanto se les obligue a tal padecimiento. Además, la historia de venganza en sí misma no es ninguna novedad. Prácticamente repite los esquemas de otras películas relativamente recientes pero más digeribles, como 'Gladiator'. Las metáforas de un mundo que muere para traer a la vida algo totalmente nuevo y peligroso también se encuentran en mucho cine anterior con contenido ecológico.


Un acierto final es no querer colar su propio mensaje al espectador, y dejarle a él mismo meditar sobre los cambios a los que está supeditada la naturaleza humana. La película no habla de destrucción, sino de las cenizas sobre las que el hombre debe volver a levantarse. 

8,25/10

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