martes, 14 de noviembre de 2017

La suerte de los Logan. (Steven Soderbergh, 2017)

Steven Soderbergh es un autor muy irregular y cuyas pretensiones superan su capacidad para fabricar películas importantes. Le funcionaron muy bien 'Ocean's Eleven' y 'Traffic', pero después se ha tirado 15 años con obras cuyo potencial estaba muy por encima de su resultado. Ahí tenemos 'El buen alemán', las plomizas biografías del Ché, o 'Contagio'. Aunque el entusiasmo del cineasta se acerca al documental, creo que su mayor punch es cuando saca su vena cachonda, y por eso 'La suerte de los Logan' da bastante en el clavo para ser un producto ligero sin altas miras pero solvente

Con un reparto donde los secundarios llevan el peso y el protagonista sirve más que nada de salvocinducto, como ya pasaba en las de Ocean, esta historia de atraco labrado por una panda de paletos ofrece unas cuantas risas y un buen rato de pelearse con las palomitas que se quedan pegadas en el paladar. Destacan Adam Driver con un desparpajo voraz para sacar adelante un personaje cuyos gags son de la escuela de Buster Keaton, con rostro y gestos herméticos, y Daniel Craig psicótico, con el gran momento de los ositos de gominola y su master class de química. En cambio, Channing Tatum es un tío que da para mucho más y que queda algo desaprovechado en un papel demasiado suave para la que quiere montar. 


En cuanto al plan del atraco sobre el que gira la trama, resulta verosímil y las sorpresas que esconde se asimilan sin reparos, aunque me resultó demasiado sencillo debido a la poca resistencia que se les va presentando. A ver, mola ver la funcionalidad de cada paso que hacen, y las formas para llevarlo a cabo tienen bastante gracia. Pero que fuera del ingenio que tengan que echarle parezca que tienen un camino barnizado, también. Al margen de eso, el ritmo y la narración tienen una elegancia muy del viejo Hollywood, siguen recetas maestras de forma milimétrica, y eso bien hecho nunca deja de gustar. Que Soderbergh sea irregular no le quita profesionalidad.

Entonces tenemos una película liviana, graciosa y bastante precisa. Un guion que procura no enrevesarse, más cercano a la picaresca que a la mala leche, que se defiende bien cuando recurre a tópicos, y que su principal baza son las situaciones puntuales que va presentando según va desarrollándose. 

6,5/10


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