AVISO. No los describiré explícitamente, pero en las próximas líneas dejaré caer ciertos argumentos que dejan palpable ciertos SPOILERS. Así que si no has terminado la temporada, y no quieres leer por dónde van los tiros, ALÉJATE YA DE ESTE POST, GUÁRDALO EN MARCADORES Y REGRESA A ÉL CUANDO ESTÉS PREPARADO. Dicho ésto...
Sí, yo también estoy como la mayoría, por no decir todos los seguidores de la serie: ¿en serio debemos esperar un año para ver cómo continúa? Una sexta temporada inconmensurable, cuya principal baza era no tener ya una base literaria de la que guiarse. A partir de aquí, la historia era de los propios guionistas y creadores, por mucho que George R. R. Martin les hubiera marcado el camino. Y la historia ha evolucionado como mejor podía: adentrándose en la zona narrativa que pertenece al desenlace, sin abrir más frentes de los que pudiera ser capaz de administrar, regresando a aquellos que permanecían en un limbo, y cerrando otros cuyas intrigas y teorías se llevaban postergando desde hace varias temporadas, e incluso desde el comienzo de toda la trama argumental.
Y es satisfactorio ver que no han intentado dispersarse. Me explico: han ofrecido lo que se llevaba vaticinando desde que antes de la propia serie, o sea, desde que los primeros libros comenzaran a colocar todas las piezas de la partida en un tablero enorme cuya estrategia no se sabía por dónde iba a converger. Teníamos una serie de deseos con los personajes: Daenerys partiendo a Poniente, Tyrion como Mano de la desheredada, el origen de Jon Nieve que le sitúa en varios escalafones jerárquicos por encima de ser un comandante bastardo, la liberación de Cersei de su condición de mujer, amante y madre, el comienzo de la venganza de Arya, Brienne cumpliendo su juramento, la conversión de Bran en el Cuervo de Tres Ojos, la recuperación de Invernalia o el final de la maduración de Sansa asumiendo su rol como matriarca de la casa Stark. Todo esto eran deseos que ahora son realidad. Es lo más inteligente que se ha podido hacer: no ir en contra de estas ansias durante tanto tiempo esperadas, sino conceder esa solución. Solo queda por saber por qué regresar a Sandor Clegane de manera tan fortuita; no contemplo otra salida de este personaje que no sea enfrentarse a su propio hermano, quien ocupa su lugar junto a los Lannisters que él mismo tenía antes de huir de la batalla del Aguasnegras.
Una temporada a la altura de aquellas maravillosas tercera y cuarta. Esta vez, como lector de los libros, sumándome a la experiencia de contemplar los acontecimientos sin tener la mínima idea de por dónde iba a fluir el asunto, simplemente guiándome por unas expectativas que se han convertido en deleite por verse hechas realidad, y sorprendiéndome de manera virgen. Porque por fin cada personaje ha logrado y finalizado todo aquello para lo que llevan evolucionando desde el comienzo. Cada uno de ellos están justo en ese punto para el que fueron separados, juntados o llevados a terrenos hostiles. Lo que afianza a la historia como una emocionante partida de ajedrez: ahora comienzan las jugadas previas al jaque mate, después de 5 temporadas en las que las piezas se han ido moviendo estratégicamente, muchas de ellas han caído por el camino, y ahora las más fuertes e importantes se preparan para las embestidas finales.
Y como colofón, esos dos episodios finales que ya forman parte de lo mejor que se ha podido contemplar en la historia de la ficción televisiva. Y dejando a Cersei en el lugar que le corresponde: ella es el villano de la historia, siempre lo ha sido. Ni Joffrey, ni Ramsay Bolton (qué pedazo de actor es Iwan Rheon), ni el septón supremo. Ella, y nadie más, sin la carga de la devoción y amor por los hombres de su familia, es a quién debe enfrentarse Daenerys en el verdadero juego de tronos. Dos episodios finales que también dan sentido al título de la saga literaria, 'Canción de hielo y fuego', en los que el invierno que siempre aventuraba Ned Stark ha llegado, en los que las principales casas retoman totalmente el protagonismo. Y con el apremiante avance del Rey de la Noche y sus huestes en el horizonte.
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