lunes, 13 de febrero de 2017

Manchester frente al mar. (Kenneth Lonergan, 2016)

Un enorme drama que empuja la tristeza, la culpa, la soledad y la depresión a un terreno cruel y virulento que limita con la hilaridad. La perspectiva de los acontecimientos desde los ojos de quien no tiene nada por lo que vivir, de quien lo ha perdido todo y navega sin rumbo, torna el mundo que le rodea como una broma, como un largo chiste sin gracia, y centra la atención en su batalla diaria con su aflicción y por procurar que no salpique a nadie más que a él. Hasta que su bomba interior estalla, claro. No es que las tragedias que le suceden a Lee Chandler, personaje interpretado con contención y lucidez por Casey Affleck. le pasen desapercibidas o le den igual. Les da la importancia que se merecen, en silencio, porque él se mueve en la línea de la resignación, se ha acostumbrado tanto a estar deprimido que se mueve en ese lugar emocional como si fuera su propia casa.

'Manchester by the sea' habla sobre la necesidad de ser olvidado, de protegerse frente a las decepciones y el dolor, de haber perdido el amor y que nadie pueda volver a encender lo que ya se apagó hace tiempo. Habla de la huella y de las cicatrices que te dejan las personas que pasan por tu vida. Por eso la película es tan cruel, porque te lleva al absurdo, al cinismo y a la ironía, incluso a la carcajada, a través de momentos trágicos y demoledores. Circunstancias que llegan a su máxima evidencia cuando a Lee se le presenta la oportunidad de volver a empezar, cuando se le abre de nuevo la puerta de la vida y de dejar de ser un fantasma, cuando debe dar un paso atrás al verse obligado a cuidar temporalmente de su sobrino, personaje que debe dar un paso adelante hacia la madurez. El encontronazo les lleva a un camino de expiación, de apartar la tortura autoimpuesta, y de entenderse mutuamente. 


Resulta inquietante las pocas lágrimas que hay durante gran parte de la película. Los personajes apenas tienen conversaciones significantes, se limitan a hacer preguntas obvias, a afirmar, a frases ocurrentes o ceremoniales. Es una película que dice más con lo que calla que con lo que habla. Los sentimientos están demasiado interiorizados, fingiendo que no existen. Ayuda a esa comprensión de tapar la tristeza los puntuales flashbacks del pasado feliz, donde las relaciones y las palabras tenían sentido. 


El colofón es la invisible dirección, que quizá sea el mejor calificativo que le pueda dar, que apenas se note la mano de Kenneth Lonergan, a favor del magnífico guión. La trama avanza junto a la desesperación de sus personajes, junto a la gravedad de sus emociones, y lo hace de manera humana y sencilla. Una película de contrastes, de destellos luminosos en medio de la oscuridad más hostil, de querer hacer lo correcto aún luchando contra el infierno privado de cada uno. 

8,25/10


2 comentarios:

  1. Tienes un gran poder para poner por escrito con gran precisión las emociones; hacer una crítica a una película como esta es bastante difícil, precisamente por lo contenida que es. Lo has resumido perfectamente en "Es una película que dice más con lo que calla que con lo que habla".
    Me gusta mucho como escribes!
    Un saludo!

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