Lo que más me gusta de esta serie es lo payasa que es sin sentir vergüenza alguna. Porque a diferencia de otros universos del mismo género, "Gotham" combina momentos muy bestias con otros que puedan ruborizar al espectador más impasible. Y pocas veces creo que vaya a usar este argumento como un halago. La segunda temporada tiene una primera mitad, o sea, hasta el parón de invierno, tremenda. Todo lo que gira en torno al villano principal, Theo Galavan, es pura dinamita. Incluso el sorpresivo destino del personaje que más deleite ofrece en los primeros capítulos, Jerome, da mecha a varios combos que a los seguidores les van a resultar onanísticos. Eso sí, dejemos de lado los cánones establecidos del mundo de Batman: "Gotham" se los pasa por donde la luz del sol nunca brilla. Y para la propia serie, es un notorio plus de libertad.


Creo que 22 capítulos son demasiados para un argumento que, si bien es de protagonismo coral y cada uno de sus elementos necesita su tiempo de exposición, alarga demasiado subtramas poco interesantes y que no terminan de llevar a ningún lugar. Eso hace mella tras el parón de invierno, tras el cual hay que soportar cinco o seis episodios que entorpecen la dinámica y el ritmo a los que nos había acostumbrado, y que lleva a un tramo final mucho más cautivador, pero precipitado. Mr. Freeze me ha aburrido bastante, y a Hugo Strange le han sobrado minutos de elaboración de planes y le han faltado los de ejecución.
La conclusión que me queda de cara a la tercera temporada es que la serie avanza de manera saludable, pero debería centrarse en sus potenciales y dejar de lado sus intentos de abarcar demasiado. Ha demostrado saber ser impredecible y tener recursos para huir de la monotonía, por lo que sería un error que intentara seguir dando vueltas a algunos hilos que suponen un lastre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario