lunes, 22 de mayo de 2017

Toy Story 2. (John Lasseter, Ash Brannon & Lee Unkrich, 1999)

John Lasseter y sus muchachos aún tenían unas cuantas ideas en la sesera para seguir dotando de aventuras a los juguetes de Andy. Una película que iba a ir destinada directamente al formato doméstico, pero que según iba creciendo se dieron cuenta de que esta secuela era carne de gran pantalla. Con la rivalidad entre Woody y Buzz finiquitada y con una armoniosa amistad entre ellos, había que buscar el conflicto en otra parte e ir a un agente externo que obligara a la pandilla a abandonar la seguridad del cuarto de Andy y aventurarse al mundo inexplorado, esta vez, una juguetería como escenario hostil y un coleccionista de juguetes como villano a batir. Bueno, el esquema y la apariencia son simples, pero las situaciones son ingeniosas y logra empapar de ilusión a quienes disfrutaron de la primera parte. Los avances visuales se dejan notar y el detallismo continúa siendo marca de la casa. 

Por supuesto, introduce novedades. Nuevos personajes a los que se les coge rápido cariño, aunque tengo que decir que la parte de la historia centrada en Woody se vuelve demasiado ñoña para mi gusto. Me gusta mucho más el gamberrismo de la tropa de rescate, con varias alusiones a Star Wars o Jurassic Park, aparte de aprovechar el pasado ingenuo de Buzz para hacer bromas y chistes desde su perspectiva consciente de ser un juguete. Hay escenas con un acabado maestro, como la del cameo del viejo Gery como reparador de Woody o la de las tripas del aeropuerto, y que suponen un deleite visual. No se renuncia a la espectacularidad ni al humor, que son las verdaderas protagonistas de esta secuela al margen de la originalidad que aún se percibe en ella. 


Está ligeramente por debajo de su predecesora en cuanto a que no es tan pretenciosa. En esta parte no hay lugar para el existencialismo que había en la primera, y se da por sentado el significado de la amistad. Hay cierto desvío hacia la nostalgia y la melancolía facilones que frena el ritmo. La ligera rivalidad que en cierto punto de la película se aprecia entre Woody y Jessie apenas genera tensión. No lo doy como apunte negativo, sino como clave para entender porque no está a la altura de la primera. La primera tenía más mala leche, vamos.


Pero no cabe duda de lo fácil que lo pone la gente de Pixar para hacernos disfrutar, de su capacidad para mejorar y superarse sin repetir fórmulas, o la imaginación para fabricar gags y explotar al máximo los elementos que manejan para desarrollar la historia. Sigue siendo imposible imaginar una mejor recreación de nuestro mundo visto a través de los ojos de un juguete. Y desde luego, esta gente sigue estando un paso por delante en el mundo de la animación por ordenador, tanto a nivel técnico, visual y narrativo, cuando aún no habíamos entrado en el siglo XXI. Tienen mucha escuela a sus espaldas, no solo en su terreno, sino de la historia del cine en general. Saben muy bien cómo debe funcionar una película de aventuras, y lo llevan a cabo.

8/10


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