miércoles, 2 de noviembre de 2016

Doctor Strange. (Scott Derrickson, 2016)

Este nuevo capítulo de Marvel es lo más atrevido y exótico que ha hecho la franquicia desde que decidió empezar a juntar y cruzar a sus héroes en la primera película de 'Los Vengadores'. Y desde luego, la más difícil de plantear a un público acostumbrado a aventuras más terrenales. Aparte, es un soplo de aire fresco, supone novedad, no solo introduciendo un nuevo personaje desde su origen, sino que 'Doctor Strange' amplía el escenario a niveles infinitos. Lo hace sin salirse del tiesto, con una trama que sigue el abecé que ya nos conocemos de memoria, con la breve exposición del personaje antes de ser "el personaje", qué le lleva a transformarse, explicación de su nueva condición y el conflicto a resolver. Narrativamente, nada nuevo. Visualmente, atmosféricamente, y qué sé yo... ¡metafísicamente! es todo un descubrimiento. 

Digo que la narración es muy convencional, por lo que el camino del héroe no va a sorprender a nadie más allá del carisma del mismo. Derrickson es consciente de eso, por lo que hace clave de una buena economía expositiva a cada una de las fases de la película, y se decide enérgicamente tanto a explorar al propio Doctor como al universo (o multiverso) que se abre frente a él. La película no centra su trama en derrotar a un villano o en paliar una crisis, sino que el foco lo pone en el arco dramático de su protagonista y en hacerle evolucionar drásticamente. Y felizmente tampoco se excede en dotar de mayor importancia al asunto: una persona que se cree el puto amo (que es gilipollas, vamos) debe aprender a vivir con unas limitaciones y a decidir cómo emplear su potencial. Es una película cuyas exageraciones y recreaciones las reserva al apartado de la acción. 


Y telita con la acción. Sumada al boom visual, que es una gozada que invita a la revisión solo para darle un regalo a los ojos, me he regocijado con el apartado de descarga adrenalínica como pocas veces en una película del género de supers. Un plus es que su uso no sea ni caprichoso ni aleatorio, sino que su implementación esté sustentada por los derroteros en los que la historia te va sumergiendo. Sin desmadrarse en la cantidad de trucos, hechizos y artefactos que los personajes usan, le bastan unos pocos bien exprimidos para que el deleite sea pleno, destacando la Capa de Levitación, a la que convierten en un personaje más y aporta no solo ese componente de fascinación, sino un estímulo humorístico muy bien medido. 


Sobra decir el atractivo que supone ver en pantalla reunidos a tres extraterrestres como Benedict Cumberbatch, Tilda Swinton y Mads Mikkelsen. Pese a que los personajes secundarios tienen tareas muy sesgadas, la propia pasión y carácter de sus intérpretes sobran para darles el interés que necesitan. El papel de La Anciana y Mordo en manos de otros hubieran pasado sin pena ni gloria. Rareza en la franquicia la estupenda banda sonora de Michael Giacchino, la cual aporta entidad propia al apartado sonoro, algo que normalmente descuida Marvel.


La pullita que le pongo es seña de identidad del Universo Cinematográfico Marvel: dejar con la miel en los labios. Es como la alta cocina: presentación, ejecución y sabor excelentes, pero deja con hambre. Salí con el cabreo positivo de querer más, de que lo mejor se lo siguen guardando, de que ahora toca volver a esperar.

8,5/10


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