miércoles, 27 de enero de 2016

'El Señor de las Moscas', de William Golding.

Uno de esos clásicos cuya lectura resulta imprescindible. Atención a lo que nos propone Golding, quien no da pie a la redención del ser humano, relegando su condición natural como inevitablemente malvada y bárbara. Lo que en principio es una aventura en la que un grupo de niños se ven accidentados en una isla desierta y deben cooperar entre ellos para poder ser rescatados, se va configurando como una historia más trascendental, con un trasfondo turbio y malsano.

La fábula va más allá de la pérdida de la inocencia. Expone el choque entre la civilización y el salvajismo. Los que en principio son unos muchachos de correcta educación (hagamos énfasis en que son británicos y supuestamente de clase aburguesada, por lo que esa educación resulta pulcra y bien esculpida por padres esmerados y escuelas ejemplares) no tardarán en colisionar unos con otros debido a las desavenencias que crecen rápidamente dentro del grupo. Esto da paso a una depurada exploración sobre la condición humana: es la sociedad y sus normas las que nos impiden matarnos unos a otros y poder convivir con cierta armonía en pos del progreso, atendiendo al bienestar social una vez hemos superado la necesidad primaria de la supervivencia. 

Lo extraordinario del asunto es que los protagonistas son niños, y por mucha disciplina que tengan, aún están verdes en cuanto a poder construir una sociedad basada en la bondad, la razón y el orden. Por lo tanto, actúan como ellos creen que lo harían los adultos, claramente con poco atino. Aunque esto sirve para retratar de igual manera ese mundo adulto que parece desaparecido de la historia. Pues Golding lo que hace es exponernos a nosotros mismos, los adultos, como resultado de esos infantes que no dudan un instante en torpedear la frágil sensatez de los más débiles del grupo, que se defienden unos de otros a través de la violencia al no ser capaces de llegar a acuerdos verbales, cuyas enfermedades y miedos dan paso a inaugurar nuevas supersticiones, tradiciones y credos, y donde impera la ley del más fuerte, desatendiendo finalmente las necesidades del clan para poder progresar. La maldad, la desconfianza y la crueldad se imponen a todo lo demás. 

En este contexto, la atmósfera asfixiante que desencadena el libro es tan certera como la pesimista denuncia social que lleva implícita. De la misma forma que según avanza la historia la ropa de los muchachos que al principio representa esa vulnerabilidad y sensibilidad hacia las normas pasa a convertirse en trapos y pinturas en la piel representando una degradación anárquica y dictatorial, el orden se convierte en caos y la bestia interior aflora. El progresivo quiebro de las gafas de Piggy (la ciencia) o la caracola que encuentra Ralph (la unión) también van marcando el cada vez más estrecho cerco a la razón, sustituidos por la ferocidad de Jack y Roger. Todos estos personajes que van tomando decisiones estarán rodeados por una masa homogénea de "peques", cuya indiferencia por los acontecimientos y la volubilidad de sus pareceres es una nueva denuncia hacia la civilización y sus responsabilidades democráticas.

Sin duda puede llegar a marcar al lector. A mí desde luego me ha hecho plantearme las precauciones a tomar cada vez que me cruce con un niño.

8 comentarios:

  1. Es un muy buen libro, con tantas metáforas

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    1. Está repleto de simbolismos, si rascas puedes sacarle muchos significados.

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  2. Fantástica reseña. Es uno de esos clásicos a los que nunca me he acercado, pero después de leerte me entran muchas ganas.
    Saludos.

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    1. Yo tampoco me lo había leído hasta ahora. Y la verdad es que es una lectura obligada por el mensaje que transmite.

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  3. Has escrito una magnífica reseña. Yo leí el libro hace años y, ahora al leerte a ti, he vuelto a recordar muchos de sus matices, esos que tanto me fascinaron en su momento y también, en cierta medida, me preocuparon.
    Me ha apetecido volver a leerlo.
    Un saludo.

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    1. Me alegra mucho que me dejéis este tipo de comentarios, y me alegra mucho que valoréis la reseña. La verdad es que es muy buen libro, y deja reposar bastantes ideas y reflexiones sobre nuestra naturaleza. Uno de esos libros cuyas segundas lecturas sacan a la luz matices pasados por alto anteriormente.

      Gracias!!!

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  4. Este libro está en mi pila de lecturas pendientes. Mi pila de lecturas es muy grande. Tengo libros pendientes hasta el día q me muera, pero gracias a tu reseña, este libro acaba de ascender unos cuantos puestos.
    Un saludo, me quedo por tu blog.

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