miércoles, 20 de diciembre de 2017

Resident Evil 3: Extinción (Russell Mulcahy, 2007)

Tras un segundo capítulo bochornoso, parece que alguien se ha dado cuenta de que las cosas se pueden hacer sin necesidad de hacer pasar un rato de vergüenza al espectador. Que la saga sigue siendo mediocre, pues sí, y mucho. Pero al menos en esta secuela tienen la decencia de tirar hacia adelante limitándose a la acción y asumiendo que la saga de películas va a su bola, en vez de pretender que siguen la estela del videojuego tal y como es pero pasándose por el forro todo su universo.

Esta 'Extinción' tiene un logro principal, que es ser coherente con la propia saga cinematográfica sin aludir a nada externo, ni siquiera a la hora de incluir personajes que provienen de las consolas. No reivindica su procedencia, ni intenta imitar en falso a aquello en lo que se basa. Crea un mundo postapocalíptico con una atmósfera más parecida a 'Mad Max' que al videojuego o a las anteriores películas, y dentro de esa clave se deja ver. También desiste de ser una película de terror, se mete de lleno en las peleas y batallas contra ejércitos de muertos vivientes, pájaros infectados (mira que hay que hacer mal todo lo demás para que la escena que más mola de la peli, y casi de la saga, esté protagonizada por estos bichos) o algún monstruo deforme, y deja los sustos para quien sepa o quiera hacerlo mejor. Aquí hemos venido a ver pólvora, golpes, machetazos y gente pasándolas putas pero que ni se despeina, ni se ensucia, ni suda pese a estar en medio de un desierto eterno. Vale, la película es coherente con su propio postureo, y al menos no te toma por tonto.


Pero seamos francos. Esto sigue siendo una película de Resident Evil, esto sigue siendo estiércol con proteína extra. Si te gusta la comida basura y disfrutas de ella a sabiendas de que estás consumiendo porquería, esta es tu peli. Pese a que la película pretenda ir hacia algún sitio en concreto, o incluir una especie de diario que va siguiendo la protagonista Alice para tener un objetivo final al que llegar, lo que se ve en pantalla contradice en muchas ocasiones a lo que los personajes dicen. Que están limitados de gasolina, pues usamos motos y vehículos hasta para colocar un perímetro de postes de seguridad que se podían colocar andando y sin derrochar. Eso por poner un ejemplo, porque de incongruencias la peli va sobrada. Y uno de los elementos centrales, los zombies, casi que pasan desapercibidos. Les dan una escena para que parezca que no se han olvidado de ellos, y una subtrama donde el villano de turno está intentando dotarles de inteligencia. Pero que todo eso es paja para llegar a los 90 minutos de metraje requeridos, porque aquí lo que importa es, como viene ocurriendo desde la primera película, Milla Jovovich. Y por cutre que sea todo, por muy limitada que sea la narración o los arcos de evolución, por muy vacíos que sean los diálogos, o por muy intrascendentes que sean el resto de personajes, ella ha sabido aprovechar al máximo un material tan pobre para sacar adelante su rol de heroína con mala leche y habilidades imposibles. 


Supera de sobra a la segunda (tampoco era complicado), se queda algo por debajo de la primera (que tampoco era una maravilla). Entretiene si eres consciente de que no vas a encontrar nada que recuerde al videojuego y si te dejas llevar pensando que el rollo que se pretende dar a esta franquicia es el de la morralla pura y dura. Las profanaciones ya se dieron en las dos anteriores, aquí los responsables de la criatura son lo mínimamente consecuentes de saber que están haciendo una película mala. Así que como espectador las normas son simplemente coger el rebufo y seguir la inercia.

4,5/10


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