miércoles, 29 de noviembre de 2017

Saw II (Darren Lynn Bousman, 2005)

Siguiendo con la maratón que me he hecho de la saga, llegamos a una segunda parte con más pruebas macabras y personajes que la anterior, y por lo tanto más muertes. Aunque no mantiene ni de lejos la calidad operística de la primera parte, ni mantiene el pulso narrativo, sí que ofrece una vuelta de tuerca inteligente para que el asunto siga siendo interesante y divertido.

El montaje paralelo entre lo que ocurre dentro de la mansión donde las víctimas juegan a la supervivencia y entre lo que ocurre en la guarida de Jigsaw permite ampliar el escenario y la introspección en la mente del asesino, otorgando diferenciación y nuevas miras respecto a lo que hizo James Wan. Por suerte, los guionistas se dan cuenta del gran acierto de la primera: las diferentes pruebas forman parte de una prueba mayor, todas son piezas de un mismo puzzle. Y por lo tanto, todo va desencadenándose de acuerdo a juntar esas piezas para resolverlo, y colocando las pistas más importantes justo al principio para dar un inesperado giro final que resulta obvio una vez queda expuesto. Justo la misma técnica narrativa que en la primera película, pero sin limitarse a hacer lo mismo. 


Ahora bien, hay una evidente pérdida de calidad. Aunque el personaje de Jigsaw se iconifica y la lucha mental que libera con su principal oponente da empaque, el resto de personajes que deambulan por la película son carne de cañón, algunos de ellos ciertamente insoportables. Hay algún momento absurdo que te hace pensar que quien comete tales torpezas merece la muerte que le espera. El operativo policial que se presenta tampoco es que sea todo lo profesional y meticuloso que debería ser, ya que caen en una trampa final que se supone que personas formadas y cualificadas para lidiar con situaciones similares de secuestro no deberían caer. Y se empieza a dar más peso a las escenas de ejecuciones que a la propia historia en sí. Por el momento, es una tendencia que está contenida, pero con el paso de secuelas esto se irá acrecentando. 


Es una secuela que aunque pierda nivel, mantiene dignidad. La esencia de claustrofobia y de que la diferencia entre salir vivo o muerto de la historia depende de los propios ejecutados también queda intacta. Lo bueno de la saga iba a ir concluyendo aquí.

6/10


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