Ya me fustigo yo por la crítica que le hice cuando la vi en el cine. Aquella vez no me terminó de convencer: expectativas demasiado altas, y no terminé de conectar con su segunda mitad. Pero esta vez, asumiendo que la película tiene la particularidad de trazar un esquema a lo Ace Ventura pero en superhéroe (o sea, todo el cachondeo de la película pasa por su protagonista, dueño y señor de la función, y lo que le rodea son las excusas para que Deadpool se burle o haga todo lo que le dé la gana) me ha caído mucho más simpática. Incluso le he encontrado el punto de leve genialidad.
Lo que oferta ya lo sabemos: entretenimiento gamberro, poco filtro y acción bastante bien filmada y que además acompaña a la descripción del carismático antihéroe por lo chiflada y bruta que resulta. A ello se le suma que se puede hacer broma con absolutamente todo. No hay reglas estrictas, y en ese sentido resulta muy agradecida y sin contienda. Eso también es su propia trampa, ya que, como me ocurrió tras su estreno, hay ciertos chistes que me resultan repetidos en su segunda mitad. Pero ahora los perdono porque me dejo llevar por la propuesta y me apetece divertirme mucho más que aquella vez. La verdad es que es un poco idiota intentar ser duro con ella, porque al final la película te puede a ti.
Ryan Reynolds no se chupa la polla a sí mismo porque no se llega, y su interpretación básicamente es eso. Funciona porque sales de la película queriendo ser ese personaje. Pero sigo creyendo que los personajes que le rodean podrían haber dado mucho más. Si bien los buenos modales de Coloso me hacen bastante gracia, a Negasonic Teenage Warhead se le podía haber sacado mucha más chicha, y ya que tienes el personaje de novia independiente, prostituta y de relación sexual extrema, convertirla en chica en apuros durante el acto final me sigue pareciendo doloroso, hubiera sido un verdadero golpe en la mesa saltarse ese cliché. El villano, pues porque tiene que haber villano. Lo dicho, todo lo que tiene que funcionar pasa por el personaje de Deadpool.
Cosas que mantengo, pues que la película del mercenario bocazas tiene todos los ingredientes que se supone que tiene que tener: acción, violencia, sangre, sexo, payasadas, bromas infantiles, lenguaje soez, metareferencias burlonas y la confidente ruptura de la cuarta pared por parte del antihéroe. Me sigue gustando más su primera mitad, en la que explica cómo llega a la escena en la que comienza la película, que la segunda. Espero que las secuelas coloquen amortiguadores a las payasadas del personaje de Wade Wilson para que éstas no agoten su encanto tanto como agotado está el cinismo de Tony Stark.
7,25/10
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