Sugestiva road movie que maneja el viaje como paso condicionante de la madurez de su protagonista, en la que se raciona nostalgia rockera y odisea juvenil con carácter de festival y de rebeldía adolescente. Un guion que ganó el Oscar y personajes atractivos, bien construidos y cuyo interés emocional es aquello que esconden su verdadera realidad detrás del circo en el que viven su día a día. Hasta ahí el relato sabe manejar su potencial, pero me da la impresión que se deja llevar por lo elemental y peca de prudencia mientras te está intentando contar una historia de desfloramiento, descubrimiento y atrevimiento.
La película no deja de ser atractiva y simpática, y en su simpleza de limitarse a usar el guion como un manual de instrucciones radica su mayor baza. Pero su actitud es menos guay de lo que realmente es, y la realización no termina de apostar con fe por un tono indie. Donde la película sugiere madurez yo veo profanación de la inocencia, sin la violencia no necesariamente explícita pero sí emocional que tal transgresión necesita. Donde la película marca nostalgia yo noto mitificación, pero sin la pasión que debiera obedecer a la narración mitológica. Y cuando la trama descubre las facetas detrás de las máscaras parece que no ha contado nada que no se supiera desde el inicio. Habrá quien se sienta satisfecho con esta facilidad de resolución, pero a mí me falta alguna campanada sorpresa al final del camino. Está todo demasiado marcado y el trayecto es demasiado recto y llano. Las curvas, deslices e imprevisiones del mundo que describe no están en ningún sitio salvo en la mente de sus autores.
Como curiosidad, cuenta con un joven reparto principal que no solo realiza una labor elogiable, sino que cumple a rajatabla el título de 'Casi famosos' de la obra. Billy Crudup y Kate Hudson se meten en la piel de los personajes más interesantes y parecía que saldrían con cierto estatus de estrellazgo emergente, pero sus carreras, salvo excepciones, se han quedado flotando en un limbo de cine caduco y olvidable. Del chaval Patrick Fugit poco se sabe. Jason Lee prefirió irse a hacer películas con ardillas digitales que a hacer su supuesta y vocacional comedia gamberra. Y Anna Paquin tampoco ha destacado más allá de interpretar uno de los personajes más flojos de la saga X-Men. Igual caso que el director Cameron Crowe, que con ésta y su anterior 'Jerry Maguire' tocó techo, y no parece tener que contar mucho más desde entonces. Más fortuna han llevado desde entonces la que menos metraje retiene con su presencia, Zooey Deschanel, aparte de la veterana y siempre interesante Frances McDormand, o el desaparecido Philip Seymour Hoffman.
El buen rato te lo hace pasar, pero no termina de desmarcarse de ser una comedia con drama encerrado sin la fuerza ni la honestidad necesarias para destapar esas emociones retenidas. Hay menos frescura de la que presupone, y menos indomabilidad de la que manifiesta.
6,5 / 10
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