martes, 5 de abril de 2016

Magical Girl. (Carlos Vermut, 2014)

No sé de qué me sorprendo a estas alturas cada vez que una película española me resulta tremenda. Sinceramente, creo que el cine patrio (el bueno, que cine malo se cuece en todas partes) goza de una salud envidiable y que destaca concretamente dentro del panorama europeo. 'Magical Girl' se suma a un generoso número de producciones de excelente factura, ejercicios de guion inteligentes y magnéticos y trabajos de dirección esmerados. 

Con una narración y realización muy pautadas y controladas, la película se sumerge en la profundidad del abismo que habita dentro de las buenas personas rodeadas de malas circunstancias. Porque la película trata de eso, de personas buenas, dóciles, incluso sumisas, engullidas por los atroces actos de bondad  que están dispuestos a cometer por los seres a quienes aman o necesitan. Una trama cruzada que arranca con la inocencia de una niña con cáncer terminal, cuyo último deseo se esmera su padre en ver cumplido, y que hila con la candidez de un profesor jubilado enamorado de una ex alumna problemática.


Es importante atender a ciertas simbologías que va sembrando el film. Todos los personajes en algún momento se enfrentan a su reflejo en algún momento del argumento. Cómo se ven a sí mismos estos personajes podría ser perfectamente el gancho argumental. Lo bien insertadas que están las sugerencias es otro punto a destacar: las habitaciones cerradas en cuyo interior bien nos imaginamos lo que ocurre, las piruletas y quienes se toman una, el puzzle inacabado, el vestido del personaje anime que admira la niña,... Todos ellos ayudan a retratar sin necesidad de imágenes ni palabras descriptivas al círculo protagonista. En ningún momento la película se vuelve explícita en los momentos más aberrantes, lo que le otorga de un poderoso tono de misterio y austeridad. 


Es una propuesta atrevida, inquietante y estimulante, con una entonación independiente, miguitas de humor negro, que saca partido a todos sus elementos, ninguno de ellos colocados en sus escenas de manera arbitraria. Un último punto positivo es que pese a sus pausas no he advertido momentos huecos, tiene el ritmo necesario para conformar una historia que necesita esos tiempos secos, que no aburridos. Porque la película es muy entretenida y sorprendente, un ejercicio de estilo y de cine negro que oscila entre lo tierno y lo macabro sin empañar ninguna de estas dos cualidades opuestas. Una película que se adentra en la oscuridad que alberga dentro de los actos de amor más desesperados.

9/10


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