martes, 24 de octubre de 2017

Ready Player One, de Ernest Cline.

Vale, me siento bastante culpable por haber dejado de subir reseñas sobre los libros que voy leyendo, pero me cuesta cien veces más hacer comentarios críticos de literatura que de cine, y a eso súmale que tampoco he leído demasiadas cosas que valgan la pena últimamente. Pero bueno, aquí tengo que rescatar 'Ready Player One' porque me sorprendió su apuesta por la ciencia ficción distópica en un entorno ciberpunk y postapocalíptico combinada con un apoyo concienzudo y muy bien documentado de la cultura de los años 80, época que va a marcar a los protagonistas y a toda la aventura en la que se sumergen debido a que el juego que sirve como escenario principal de la historia se recrea en ella, pese a que la historia se desarrolle en el año 2044.

Podría decirse que es una novela juvenil para adultos. Muchas de las referencias y temas que se tratan se escaparán al público adolescente. La gran diferencia entre esta historia distópica y las más juveniles 'Los juegos del hambre' o 'Divergente' es, en gran medida, y aparte de ser novela única y no inicio de saga, la aceptación y resignación con las que el protagonista sobrelleva el mundo oprimido y con desigualdades en el que vive. Por supuesto, llega un punto en el que estalla el cuestionamiento hacia el sistema, en el que la política parece invisible y donde copan protagonismo las corporaciones (como en 'Blade Runner', y recordemos que la cultura de los años 80 es importantísima en este libro), y que de esas dudas acerca del mundo surgirá la rebeldía. Pero todo parte con que el protagonista, en cierto sentido, pese a su pobreza y pese a lo insalubre que resulta la sociedad en la que vive, se siente bastante cómodo y satisfecho viviendo como vive. De hecho, el mundo real pasa a ser un mundo secundario en esta sociedad, puesto que la mayor parte de las horas la gente las pasa en un entorno virtual llamado OASIS donde realizan todas las tareas sociales e interactivas con el resto del mundo. De hecho, la vida sucede en OASIS. Y es en ese mundo virtual donde se desarrolla el gran entramado de la historia. 

Fotograma de la futura adaptación cinematográfica.
Otra cosa que me dejó prendado fue que el protagonista, Wade en el mundo real, Parzival en el mundo virtual, es un capullo integral y egocéntrico, muy fiel reflejo de cómo puede ser cualquiera cuando oculta su verdadero ser detrás de un avatar anónimo. Partiendo de estas bases, el arco de evolución del personaje es amplio e interesante y da pie a que se debata internamente con sus propias contradicciones. Otro punto de interés y tenebroso es la naturaleza que mueve a los personajes, que aunque según avanza la historia irán depurando sus escalas de valores, se sumergen en la competición que sirve como punto de arranque por la avaricia de lograr ser los merecedores de la gran fortuna del creador de OASIS. 

El mundo de los videojuegos, la música y el cine de finales del siglo XX son claves hasta un punto fanático. Las referencias que se van sucediendo se descubren de forma divertida y con agrado, para muchos les resultará incluso nostálgicas. Es un buen atracón pop. La lectura es bastante rápida puesto que no se regodea en sí misma. De hecho, 'Ready Player One' es una narración bastante visual, una de las grandes ventajas para ser ya el próximo proyecto cinematográfico de Steven Spielberg, y cuyo tráiler promete bastante. La forma de avanzar a modo de carrera también ayuda a apurar las páginas con energía, una pugna no solo entre usuarios, sino en la que también participa la corporación que va a servir como antagonista, IOI, que no dudará en tomar medidas drásticas, incluso tener ejércitos de esclavos y matar a oponentes, para hacerse con el premio final, y por tanto con el control, de OASIS. 


Así que por mi parte podéis confiar en que si os metéis en 'Ready Player One' sacaréis de él un relato bastante atractivo y entretenido que, sin llegar a ser imprescindible, ni mucho menos, sí que logra sorprender e ir un paso más allá que otras novelas de ciencia ficción recientes. A mí me sirvió como lectura de verano, es ligera pero compleja, y ofrece cierta reflexión sobre cómo y hacia dónde está avanzando la sociedad y el comportamiento del ser humano consigo mismo. Eso sin dejar de ser una aventura de unos cuantos chavales dispuestos a meterse en un tiesto que a cualquiera le vendría grande. 

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