domingo, 29 de enero de 2017

La La Land. (Damien Chazelle, 2016)

'La La Land' es una película que ha llegado para encantarme y para joderme la vida. Es un clásico instantáneo muy juguetón, al cual están comparando con otros del género como 'Melodías de Broadway', 'Un americano en París', o con romances referentes como el de 'Casablanca'. 

Es evidente que el poso de estas obras está en 'La ciudad de las estrellas', título del cual se ha dotado a la película en España haciendo referencia a uno de sus temas y a la ciudad de Los Ángeles. Pero Damien Chazelle no se queda anclado en la comodidad del homenaje, porque tiene voluntad, talento y, aún más importante, capacidad para que su película tenga entidad propia. Una entidad que alude a viejas conocidas, pero que se amolda a las inquietudes que los tiempos del iPhone reclaman. Yo la comparo con romances complicados como los que hemos visto en cine más reciente y agridulce: '¡Olvídate de mí!', 'Her' o '(500) Días juntos'. 

La película es cero empalagosa. Es muy melancólica, trata de un amor jóven pero con tablas (los protagonistas no son precisamente adolescentes y están curtidos del corazón), hace pupa, te agarra el pecho y te zarandea sin pedirte permiso. Esta historia de amor no solo funciona por su pareja protagonista (la química entre Emma Stone y Ryan Gosling es brutal, pocos actores funcionan tan bien juntos actualmente), sino que la maquinaria no está fundamentada en torno al conflicto romántico. La historia se levanta a través de la individualidad de cada uno, sus ambiciones, sus sueños, sus expectativas ante la vida. La pareja no es la protagonista, sí lo son los dos individuos que la conforman. Esto permite a su vez reflexionar sobre los sacrificios, lo que dejamos atrás en el camino para alcanzar nuestras metas vitales, y finalmente nos invita a pensar si esas decisiones tomadas para alcanzar el éxito merecen la pena o no. 


Damien Chazelle, que ya dio el puñetazo sobre la mesa con la impresionante 'Whiplash', hace un trabajo maravilloso, vuelve a demostrar su amor por el jazz y la buena música en general, y en esta ocasión demuestra además lo bien alimentado de cine que está, que no es un director que haya venido de paso para después vivir del crédito. Ha venido a convertirse en importante, y va a haber que tenerle en cuenta de cara al futuro. Y bueno, los números musicales , la banda sonora y el ritmo son una gozada. Muy importante apreciar los números no cantados, que simplemente se desarrollan en base a coreografías, imágenes y gestos, por lo que sugieren, representan y cuentan sin necesidad de palabras. Todo es energía pura e imparable. 


Una película que es como el jazz perenne en ella: muy divertida, con poso triste y nostálgico, que duele sin dejar de ser festiva y optimista, que ya es un icono como lo fue en su momento 'Moulin Rouge' sin ser tan extrema, siendo más cercana. El cine nació para obras como 'La La Land'.

10/10


2 comentarios:

  1. Muy de acuerdo con tu opinión. No he analizado todos los detalles con el cuidado que tu le pones, pero sí se que he salido del cine encantada. Y después de dos días sigo tarareando las canciones.
    Por cierto, enhorabuena por el blog.
    Saludos!
    Elena Alonso

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  2. Me ha encantado tu blog. Me apunto la peli. Gracias por la información :)

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